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sábado, 9 de noviembre de 2013

El profesor

Tuve un profesor(no se si era simplemente de Religión o de Filosofía de la Religión) que era malísimo.No porque lo que enseñaba no lo hiciera bien, sino como nos trataba.Era un cura.Muy alto.Y delgado, muy delgado.Mayor.Nosotros tendríamos entre 16 y 17 años.No eramos niños.Pero cuando entraba en clase nos poníamos a temblar.Abría su agenda ,donde estaban todos nuestros nombres, y comenzaba......”Maria......”Suspense …..”(porque a casi todas se nos podía poner el María delante del nombre).Despues de una pausa llena de tensión venía el nombre.Uffff...Algunos descartados.Y por último el apellido.Con los chicos era casi igual porque muchos empezaban su nombre con José o Juan.Relajación para los no elegidos.Sudores para la pobrecilla víctima.He de añadir que el muy enrevesado,no se limitaba a preguntar cosas del temario, sino tambien otras en las que hacía caer.¡QUE ALIVIADOS ESTUVIMOS CUANDO YA NO LO TUVIMOS!

1 comentario:

  1. Hay profesores que dejan mala huella en nuestro pasado, este es uno de ellos.... pero hay otros que nos clavan sus enseñanzas como a fuego y las llevamos siempre presentes.

    Desde luego que un mal profesor quita las ganas de estudiar, quita el entusiasmo en esa materia. ¿Qué habrá sido de ese miserable?.

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