De pequeña,
cada domingo ibamos a misa.Y a comulgar.Para ello debíamos estar
ciertas horas sin comer nada.Y tambien confesarnos.¡Que problema era
el confesarse!
Ibas al confesionario.Decías:”Ave
Maria”, el sacerdote te contestaba:”Sin pecado concebida”.¡Y a
decirle tus “pecados”!(¡¡no se que pecados puede haber hecho un
niño de siete,ocho ,nueve....años!!).¡Adelante!:”He
dicho una palabrota”, “No he obedecido a mi madre””me he
peleado con mi hermana”.
Despues , el sacerdote te ponia la
penitencia.:”Reza dos Avemarías , un Padre nuestro y una Salve”
y.....¡
hasta la próxima!