Cierto día el niño esperó a su padre, sin dormirse, y cuando llegó a casa, le llamó desde la cama:
- – Papá
–le dijo- ¿cuánto ganas cada hora?.
– Hijo, no sé, bastante. Pon, si quieres, 30 euros. ¿Por qué?
– Quería saberlo.
– Bueno, duerme.
- – Papá,
dame 10 euros que me hacen falta para una cosa muy
importante...
– ¿Muy importante, muy importante? Tómalos y duerme.
– No, papá, espera. Mira. Tengo 30 euros. Tómalos. ¡Te compro una hora! Tengo ganas de estar contigo. De hablar contigo. A veces me siento muy solo. Y tengo envidia de otros chicos que hablan con su padre...
( Fermín de Mieza)
Los padres tienen que compaginar el trabajo con los hijos, es esencial que alguno de los dos padres esté cuando llegan de colegio y cuando es domingo. Los padres hacen lo que pueden por estar en casa pero a veces ... no se puede.
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