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sábado, 5 de octubre de 2013

Una hora

El niño tenía once años. El niño era estudioso, normal y cariñoso con sus padres. Pero el niño le daba vueltas a algo en la cabeza. Su padre trabajaba mucho, ganaba bien y estaba todo el día en sus negocios. El hijo le admiraba porque "tenía un buen puesto".

Cierto día el niño esperó a su padre, sin dormirse, y cuando llegó a casa, le llamó desde la cama:
    Papá –le dijo- ¿cuánto ganas cada hora?.
    – Hijo, no sé, bastante. Pon, si quieres, 30 euros. ¿Por qué?
    – Quería saberlo.
    – Bueno, duerme.
Al día siguiente, el niño comenzó a pedir dinero a su mamá, a sus tíos, a sus abuelos. En una semana tenía 20 euros. Y al regresar otro día, de noche, su padre, le volvió a llamar el niño:
    Papá, dame 10 euros que me hacen falta para una cosa muy importante...
    – ¿Muy importante, muy importante? Tómalos y duerme.
    – No, papá, espera. Mira. Tengo 30 euros. Tómalos. ¡Te compro una hora! Tengo ganas de estar contigo. De hablar contigo. A veces me siento muy solo. Y tengo envidia de otros chicos que hablan con su padre...
El padre le abrazó.

( Fermín de Mieza) 

1 comentario:

  1. Los padres tienen que compaginar el trabajo con los hijos, es esencial que alguno de los dos padres esté cuando llegan de colegio y cuando es domingo. Los padres hacen lo que pueden por estar en casa pero a veces ... no se puede.

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