Era
menor que siete años. Vivíamos en Cambrils. En la
plaza había una tienda de ultramarinos(donde vendían de todo), mis
padres tenían cuenta allí y pagaban a fin de mes. Resulta que
yo, la muy listilla, también iba a “comprar.”.......pero
regaliz
y sidral (pica-pica).
¡Que buenos! En
cantidades. A la dueña de la tienda le decía:”Ya lo pagará
mama”.Luego lo repartía entre mi grupo de seguidores.
Muchos. Cuando llegó fin de mes y mi madre fue a pagar
preguntó a la tendera porque subía tanto la cuenta.
Se descubrió
el chollo.
Riña.
Fin de dulces para todos.
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