En Cambrils tuvimos dos hermanos muy
amigos. Vivían en el mismo edificio que nosotros. Se llamaban
Gabriel y Josefina. Gabriel me gustaba mucho. Jugábamos juntos y la mayoría de las veces a aventuras. Tendríamos unos seis-siete años cuando,
jugando, Gabriel se clavó una caña en la pierna. Le tuvieron que
llevar al hospital. Creo que se le atravesó de un lado al otro.CREO, porque no sé si solo fue mi
percepción de niña pequeña que me lo hizo ver así.¡Que mal lo pasé al verlo con tanta sangre!
Desde entonces tengo mucho respeto a las cañas.
Desde entonces tengo mucho respeto a las cañas.
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