Cuando
estudiaba, teníamos un profesor de Filosofía muy
peculiar.Era mayor. Su mesa estaba mas alta que las nuestras. Se sentaba y se
quitaba los zapatos. A veces un pié le sobresalía al lado de la
mesa y se le veían unos calcetines sucios con agujeros y el dedo
gordo sobresaliendo de ellos. Ademas le gustaba hurgarse en la nariz.
Un poco asquerosillo porque luego lo disparaba. Estábamos mas atentos a él que a lo que decía.
Hay personas que saben enseñar conocimientos y otros sólo saben enseñar sus malas costumbres...., por cierto , deberíamos aprender filosofía desde pequeños!
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