Mi madre me
contó que,cuando era un pequeña y siendo que estaba un poco
pesada, me dejó la canana de mi padre para que me entretuviera un
poquito.Pero despues de un rato, y no oyendo nada de mi, se acercó y
vaya el susto que se dió: había sacado en total dos
cartuchos , los había chupado, y por tanto ablandado todo el cartón
y de los perdigones que había dentro ni rastro.¡Me los debí comer
como si fueran anises!.Bueno, debía tener un estómago fuerte porque
no me pasó nada.
Que bonitas las dos, que bien se lo pasaba uno de pequeño y cuanto hacemos hablar!!!
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