Aprendimos
a nadar muy pronto. Es la ventaja de vivir en un pueblecito con
mar. Yo, como siempre tenía problemas de oído, no debía meter la
cabeza dentro del agua. Lo hacía igual y luego ….¡OTITIS!.¡Pero
era tan bonito bucear! Cuando ya estaba bien, otro desliz y de
nuevo....¡OTITIS!Después me acostumbré a nadar como los
perros. Así no me entraba agua en las orejas. Problema solucionado.
O casi, porque si me cubría y me entraba la risa(cosa que me pasaba
bastante a menudo)vuelta a lo mismo:cabuzón, tragar agua y ¡OTITIS!
Que malllll y que desgracia tener mal de oído, pues a llorar de dolor!! espero que se marcharan estas otitis . Besos
ResponderEliminar