A
mis padres les gustaba, cuando ya era por la tarde y podían
descansar, hacer solitarios. Y a nosotros niños nos gustaba mirar
como los hacían. A veces les ayudábamos o los hacíamos nosotros. Pero
a mi padre no le gustaba tanto porque cuando mezclábamos las
cartas(como no lo sabíamos hacer bien) las estropeábamos por las
esquinas y luego no las podía emplear para jugar con sus
amigos.¡Vaya!
El juego de cartas entretiene, da familiaridad a los momentos libres y se crean lazos de unión , se aprende a perder y a ganar... ahora hay prisas, y lo peor, hay Televisión.
ResponderEliminar