El
hijo del maestro, se llamaba Ricardito. Estábamos en
la misma clase. La única.
Tenía
una manía:hurgar en la nariz Y no solo de vez en cuando....sino
siempre. Además de eso , cuando se sacaba los mocos los miraba
fijamente y luego......a la boca......¡Que asco!pero aunque nos daba tanto asco lo mirábamos y mirábamos.¡Los agujeros de su
nariz eran el doble de grandes que los nuestros!.
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