El
pueblo donde vivíamos estaba formado por dos filas de casas. En las
de delante vivíamos y las de detrás eran almacenes o para los
animales.
Una
vez se formó un pequeño tornado en el mar. Tenía tanta fuerza que
entró por la puerta de una casa, rompió unos muebles y otros
salieron despedidos por la puerta trasera.
¡Es
verdad!
¡Por
suerte no fue nuestra casa!
Recuerdo que la guardia civil hacía disparos contra esa manga que se acercaba velozmente y sin miedo la observábamos, que valientes éramos por nuestra ignorancia de ese tubo de aire.
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