De
pequeña no me gustaban los huevos duros. Siempre
hacía un gran teatro cuando me los ponían en el plato. Una vez que
en casa teníamos invitados, mi madre preparó los entrantes y uno de
ellos eran huevos duros. Empezó la comida y yo dije:Quiero
un huevo duro. Mi madre se quedó parada y
dijo:¡pero si a ti no te gustan!.Mi respuesta, delante de todos los
invitados fue:¡ES
QUE TU
NUNCA ME QUIERES DAR!¡A MI ME GUSTAN MUCHO!
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