En
Torrenostra, hace algo mas que 50 años,solo habían
dos calles. La que estaba frente al mar y la de atrás. En la primera
vivían las familias de pescadores y en la de atrás la mayoría de
las casas ya estaban muy viejas y se empleaban para establos o
corrales. Cuando pasábamos por esta última, a veces, habían pavos
sueltos y nos atacaban.¡Como se ponían!Hacían sus sonidos clo,
clo, clo, clo,y venían corriendo hacia nosotros niños.¡Y a correr
aún mas toca!
¡No
me gustan los pavos!.
Yo no había tomado pavo hasta que fui mayor. El pueblo de Torrenostra era particular. No sé como se las arreglaban mis padres para educarnos porque allí vivíamos tan a gusto salvajemente.
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